Las TIC y la motivación

Cuando asisto a un curso sobre herramientas TIC en la enseñanza de ELE, hay dos comentarios que me ponen alerta y que me hacen desconfiar de quien me imparte el curso. El primero: la presentación como una novedad y el excesivo énfasis en el concepto de nativo digital y sus diferencias cuasi maravillosas con respecto a los inmigrantes digitales. El segundo (tema del post de hoy): la justificación del uso de una herramienta TIC aludiendo (casi) exclusivamente al hecho de que es motivadora para los alumnos.

La motivación es un elemento vital en cualquier proceso de aprendizaje. Recuerdo bien cómo en mis clases de máster se me grabó a fuego la diferencia entre dos tipos de motivación: la intrínseca y la extrínseca. Y cómo un alumno con motivación intrínseca probablemente tendría un proceso de aprendizaje más rápido y satisfactorio. Sin embargo, siendo sinceros, la mayoría de los alumnos aprenden una lengua movidos por una motivación extrínseca.

Cuando se justifica el uso de las TIC aludiendo a la motivación, intuyo que implícitamente se está tratando de aprovechar la motivación intrínseca que, aparentemente, tienen las TIC. Es decir, los alumnos las usan en su vida diaria para comunicarse o por puro placer y, en general, les encantan. Es por ello por lo que suponemos que ese mismo placer se va a transmitir a su uso en el aula. Sin embargo, el aula es el aula y, en muchas ocasiones, dista mucho de la vida real. Igualmente, usar Facebook para comunicarte y cotillear con tus amigos o para colgar las fotos de la última fiesta en cuadrilla dista mucho de usar Facebook en un curso al que se acude para aprender una lengua. En un caso, son mis amigos. En otro, mis compañeros de clase y mi profesor, con quien puedo tener una buena, mala o regular relación.

¿Quiere esto decir que las TIC no motivan? Para nada. Pero la motivación, así en solitario, es un argumento didáctico con poco peso. Pongamos un ejemplo. El fútbol también puede ser muy motivador. Al fin y al cabo, es el opio del pueblo contemporáneo. Sin embargo, no aprendemos español jugando a fútbol. (En este punto, tengo que hacerme una pequeña matización. Yo he ido con mis alumnos a visitar San Mamés y, cuando hablé sobre este tema en Twitter, hace tiempo, incluso descubrí que muchos profes de E/LE habíamos visitado campos de fútbol como actividad de clase o incluso jugado partidos.)

Darle un peso excesivo a la motivación cuando hablamos de TIC, puede llevarnos a un error frecuente: como a los alumnos aparentemente les gustan las TIC, vamos a hacer actividades usándolas por el mero placer de hacerlas, sin programar una evaluación de las mismas, del tipo que sea. Así se puede dar la paradoja de que, cuando los alumnos escriben en papel, les evaluamos. Por el contrario, cuando escriben en el blog de aula, no reciben ningún tipo de evaluación.

Entonces, ¿las TIC motivan? Sí, aunque no a todo el mundo. ¿Las podemos usar en clase como elemento motivador? Depende. Si esa es la única justificación para usarlas, puede ser preferible llevar una pelota o un pato de peluche al aula (doy fe de que el pato motiva). Si su uso tiene una justificación didáctica, se aplican después de una profunda reflexión acerca de los objetivos que perseguimos y se utilizan como medio y no como fin en sí mismas, entonces la motivación es un plus. De lo contrario, las TIC suelen usarse con gran ilusión al inicio del curso, un cierto olvido hacia la mitad y una pizca de frustración una vez terminado. Y lo que acaba ocurriendo es que la motivación del profesor por usar las TIC se reduce y este acaba acusándoles de males que no les corresponden. La culpa no está en las TIC sino en la falta de una reflexión previa.

Fuente de la fotografía:

Acerca de Guillermo Gómez Muñoz

Soy profesor de Lengua Castellana y Literatura, y de Latín en el colegio Claret Askartza de Leioa.
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5 respuestas a Las TIC y la motivación

  1. Jaume dijo:

    ¡Gran reflexión, Guillermo! Veo que últimamente te estás acercando a las TIC desde un punto de vista crítico que, a la par, me parece muy interesante y totalmente. Todos los que hacemos uso de ellas deberíamos pensar en primer lugar, por qué las utilizamos y cuál es su justificación didáctica, como bien planteabas el otro día. Al fin y al cabo, muchas veces se toman como un mero sustitutivo del bolígrafo y el papel.

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    • Gracias @Jaume. Últimamente estoy muy reflexivo con las TIC. Después de varias victorias y varios fracasos, tocaba pararse a pensar en los porqués. Por cierto, ¿te veo en BCN?

      @GutiELEz Gracias por tu comentario. Y sobre todo gracias por compartir tu reflexión sobre tu blog. Espero ver la resurrección de ese blog pronto 🙂

      @Javier Maaaatooooooooo!!! 🙂 Sí que nos veremos en BCN, aunque yo llegaré el sábado por la mañana. Habrá que tomarse alguna cañita postencuentro con Laura.

      @Itzi Tú y yo tenemos que hablar sobre innovación en nuestro departamento, que tenemos una reunión pendiente desde hace mucho tiempo. Yo lanzo el guante por aquí, a ver si me lo coges en versión analógica 😉

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  2. GutiELEz dijo:

    Gran reflexión, Guillermo. Sobre todo lo de que suelen usarse con gran ilusión al inicio del curso, un cierto olvido hacia la mitad y una pizca de frustración una vez terminado. De hecho, a mí me pasó esto en clase con un blog:

    Crónica de una muerte indeseada

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  3. javier villatoro dijo:

    Te digo lo mismo que en ASELE: «como vuelva a oír que el uso de las nuevas tecnologías (sic) es motivador para los alumnis, matoooooooooo» jeje.
    Excelente post. Nos vemos en BCN, ¿no?
    Un abrazo

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  4. @itzitxu dijo:

    Es más, yo diría que, en todo caso, las TIC «motivaban». Ahora muchos de sus usos son el día a día de nuestros estudiantes, no les sorprenden, no les sacan de lo que consideran cotidiano… Una visita a San Mamés sí lo hace, lo mismo que llevar un pato de peluche a clase.
    Y, por otro lado, aunque parezca contradictorio, si se trata de usar las TIC de manera productiva, es curioso que sigan siendo tantos los estudiantes que se encuentran confundidos, estresados, y que se despistan de los objetivos de las actividades propuestas. Desde luego, el uso de las TIC como fin -para la motivación propia del profesor (¡me acuso!)- no ha ayudado nada.

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