Una de esas grandes preguntas a las que de vez en cuando me tengo que enfrentar es «¿qué plataforma virtual me recomiendas para mis clases?«. En esa conversación siempre surgen algunos nombres como Moodle o Edmodo. En cierto modo, la pregunta me recuerda a esa otra, un poco más antigua pero igual de repetida: «¿qué manual de E/LE me recomiendas?» Es más, esta última la formulaba yo mismo hace unos días buscando asesoramiento para una amiga sobre manuales de E/LE para niños.

Dándole una vuelta a ambas preguntas, encuentro un elemento en común: esa búsqueda del manual perfecto que se ajuste como un guante a mis clases, ese deseo de encontrar la plataforma virtual o la herramienta 2.0 que funcione de forma brillante con mis grupos. Por fortuna, hace tiempo que me di cuenta de que nada es perfecto: ni un manual, ni una herramienta. Simplemente son medios que me pueden ayudar más o menos en el aula para facilitar el aprendizaje de mis estudiantes.

Pero sin ánimo de escurrir el bulto y dejar sin respuesta a aquel que me lanza la pregunta sobre las plataformas, suelo contestar que la mejor herramienta es aquella con la que te sientes más cómodo. ¿Obvio no? Pues no lo es tanto. En muchas ocasiones, ya sea por inercia o por tozudez, no siempre nos guiamos por ese principio. Yendo a lo específico, en el caso de Moodle o Edmodo, veo clara una diferencia que puede guiar a un profesor indeciso. Edmodo es una plataforma/red social educativa que pone el énfasis en su muro (al estilo Facebook) y que destaca por su sencillez en el manejo, aunque también por sus posibilidades limitadas (lo que ves es lo que hay). Moodle es una plataforma educativa con una organización más «escolar» (unidades temáticas, unidades cronológicas…), pero destaca por su capacidad para adecuarse a las necesidades del profesor (altamente configurable) lo que lo convierte al mismo tiempo en una herramienta más compleja de manejar. (Para una comparativa más detallada entre Edmodo y Moodle visitar la siguiente entrada.)

Pero la intención de esta entrada no era centrarme en el caso concreto de estas plataformas sino hacer una breve reflexión sobre hacia dónde me ha llevado últimamente mi experiencia. Después de mucho probar y mucho leer, lo que me queda muy claro es la necesidad de pensar adecuadamente cuál va a ser el entorno virtual de aprendizaje. Por un entorno me refiero a eso, entorno, no plataforma. El aula es un entorno de aprendizaje en el que se juntan herramientas y recursos para el aprendizaje. En el terreno virtual ocurre lo mismo: la red es un entorno, en este caso inmenso, en el que hay multitud de herramientas y recursos disponibles. Nuestra tarea consiste en delimitar qué herramientas y recursos serán más útiles para nuestros estudiantes. En definitiva, definir ese entorno virtual.

En ese momento es en el que tiene relevancia la pregunta qué plataforma virtual me recomiendas. Las plataformas educativas representan el orden dentro de los entornos virtuales. Son más o menos cerrados, ofrecen más o menos opciones de control del proceso de aprendizaje, contienen integradas muchas herramientas de aprendizaje, etc. Paralelamente estaría el caos de construir un entorno virtual de aprendizaje combinando otras herramientas que, en algunos casos, no han sido diseñadas específicamente para la educación pero que tienen un gran potencial educativo. Pongamos un ejemplo: Google Drive.

Ambos polos, el orden y el caos, no son opuestos. Siempre podemos combinar perfectamente un entorno ya delimitado (por ejemplo, Edmodo) con otros muchos recursos externos a la plataforma. Es más, yo diría que es lo deseable. No obstante, hay que pensar concienzudamente en estas combinaciones para no usar herramientas que dupliquen funcionalidades. Por ejemplo, combinar Edmodo con Twitter probablemente no tendría mucho sentido ya que Edmodo ya es en sí una red social. Twitter abriría la actividad de la clase al mundo, pero si lo que queremos es un espacio totalmente abierto entonces quizás no debamos usar Edmodo (aunque este también ofrece opciones para publicar en abierto lo trabajado).

En definitiva, la pregunta es: ¿cuál va a ser el entorno virtual más efectivo para favorecer el proceso de aprendizaje de mis estudiantes? ¿Orden frente a caos? ¿O entornos intermedios? Yo, en estos momentos, me siento más cómodo en el caos, en la fusión de varias herramientas para generar un entorno abierto, un entorno que aparentemente no sea educativo. ¿Por qué? Supongo que por varias razones: la primera, que soy desordenado, poco previsor. Me gusta improvisar y dejarme llevar por el caos. En definitiva, un poco desastre. La segunda, que convertir un espacio aparentemente no educativo en una oportunidad para el aprendizaje ayuda a que mis estudiantes sean conscientes de las miles de oportunidades de aprender que tienen en su día a día. Hacer de Twitter un lugar en el que usar el español y seguir a famosos de habla hispana y leer noticias en español hace que mis estudiantes sean más conscientes sobre las oportunidades de aprendizaje que tienen fuera del aula. Y la tercera razon, porque me siento muy cómodo utilizando las herramientas que uso. Las conozco como usuario, las uso a diario y soy muy consciente de sus pros y sus contras.

¿Y qué herramientas utilizo en el entorno virtual de aprendizaje que he creado para mis estudiantes de español? Este será el tema de un segundo post. En este ya me he extendido demasiado.

Fuente de las fotografías:

Toled Flatty por @flattop341

Yin y Yan (Dominio público)

Do we still need a NANO por @Lingaraj