No sé cuándo. No recuerdo en qué momento. Por mucho que he tratado de hacer memoria. Nada.
Tampoco logro recordar si fue repentino o se fue formando. Lentamente, como una isla volcánica en medio del océano. No me acuerdo.
Solo sé que, en algún momento, comencé a sentir sed. Una sed diferente. Una sed roja. Soy capaz de rememorar la sensación, no el momento. Una sed líquida y viscosa.
Hasta entonces la sed había sido diferente. Transparente y refrescante, como una ducha de agua helada en pleno agosto.
Pero en un momento cambió. No recuerdo si fue de repente o fue un proceso. No sé cuándo, pero sé perfectamente cómo. Viscosa y caliente, esta sed que siento también ahora. Mientras te veo, ahí, expectante, ante tu ordenador. Y no puedo evitarlo. Esta sed, que me ahoga, aquí, mientras te observo.
¿No me sientes a tu espalda?
No te vuelvas. Ya es tarde.
Aquí estoy. A tu espalda.
Sediento.
Fuente de la fotografía: Fear de Jody Sticca.
tú no estás bien… cada vez da más miedo trabajar contigo!!
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Pues espérate a que te dedique uno especialmente para ti. Jajajaja (con voz macabra) 😉
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Estás hecho todo un poeta-escritor. Me gusta leerte.
Besos,
MARU
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Gracias, Maru. A ver si te dedico uno de estos morituris 🙂
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