Hoy hemos tenido una clase de español muy diferente a las habituales: hemos ido a visitar el campo del Athletic de Bilbao, San Mamés. Le prometí a este grupo de alumnos que les llevaría un día de excursión por Bilbao. Durante unos cuantos días me devané los sesos pensando qué podíamos visitar. Quería organizar alguna visita que no fuera el típico museo o el paseo por los lugares singulares de la ciudad. Buscando por internet, me topé por casualidad con la página web del Athletic y descubrí que tenían un museo y la posibilidad de hacer una visita guiada al campo. Me pareció un plan curioso y, desde luego, algo típicamente bilbaíno, así que se lo propuse a mis estudiantes y aceptaron.
El plan ha sido muy sencillo: nos hemos juntado en el aula, hemos hablado un poco sobre el Athletic y su importancia en Bilbao y luego hemos ido dando un paseo desde la universidad hasta La Catedral. Al llegar, hemos visitado, en primer lugar, el museo donde se guardan diversos trofeos del club, sus camisetas más relevantes, muchas fotografías y otros recuerdos, entre los que destacan los dedicados a Mr. Pentland y a José Antonio Aguirre en su etapa de jugador rojiblanco. Y después, con una guía, hemos merodeado por el estadio.
Lo primero ha sido ver el león disecado que da paso al palco de autoridades. Allí nos hemos sentado en el lugar que ocupan Macua y el presidente del equipo rival. Curiosamente, el primero se sienta en la localidad número 12 y el segundo, en la 13 (para darle un poco de mala suerte). Después, hemos bajado a los vestuarios, muy sencillitos por cierto, y de ahí hemos salido a los banquillos, hipercómodos, para tocar de refilón el césped, porque andaban trabajando los jardineros y no podíamos pisarlo.
La visita al estadio ha terminado en la preferencia norte, desde donde nos han explicado la función del arco de San Mamés (sirve para sujetar el techo de las gradas y evitar que haya pilares), y en la sala de prensa, más grande de lo que parece en televisión. Y cómo no, nuestra visita ha finalizado en la tienda de souvenirs.
Y la clase en la calle ha terminado en Zubiarte tomando unos hamburguesas y otros, un café. ¡Un día genial! Ahora ando pensando en algunas actividades para la semana que viene que exploten nuestra visita al campo, pero eso ya es el tema de otro post.
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