Lo supe desde el principio y no tuve más remedio que aceptarlo. No había otra. Si quería estar con ella, debía conformarme. Mejor un calor secundario, fingido y estéril que una cama medio vacía, una apartamento demasiado grande, un solo cepillo de dientes en el baño. No había otra.
Vivía aprovechando el instante, ignorando el futuro y los compromisos, haciendo oídos sordos a los comentarios bienintencionados de mis amigos. No quería oírlos: las verdades que tenían que decirme me desgarraban.
Ella te buscaba.
A ti, nunca a mí. O a mí solo durante un tiempo. Breve, demasiado breve. El tiempo en que yo era como tú. Luego volvió a buscarte. A ti. Vivía conmigo, todavía. Pero te buscaba, a ti.
A ti, que no ocupabas la otra mitad del armario, siempre desordenado. A ti, que no ensuciabas la ropa, el baño, la sala. A ti, que no perdías pelo, que no sudabas cuando hacías el amor, que no te olvidabas de los aniversarios, que no roncabas. A ti, que no eras como yo.
Ella te buscaba.
Mientras tanto, yo sobrevivía a su lado hasta que ella te encontrara.
Fuente de la fotografía: Guillermo Gómez bajo licencia Creative Commons – Reconocimiento.
Profesor en apuros: Variación III sobre la búsqueda del príncipe azul http://bit.ly/houJsD
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Qué bonito Guillermo!, sigue escribiendo que te seguiré. Puedo entender el posible pudor que uno puede sentir al abrir así tú corazón, pero creo que merece la pena compartir todo esto con tus futuros lectores.
Conchi Neira /Alumna del curso de ELE
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Gracias por tu comentario, Conchi. Prometo seguir compartiendo todo en mi blog 🙂
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me ha encantado…es el primer día que me tomo contacto con los blogs, y me he encontrado con el tuyo…me gusta lo que escribes.
stamaricarmen.blogspot.com
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Gracias por tu comentario, Mari. Y muchos ánimos con tu aventura bloguera. El blog es una herramienta muy potente para el profesor y para sus alumnos. Para cualquier cosa, ya sabes dónde estoy.
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