Hace ya un par de semanas se publicaba una noticia sorprendente: el 91% de los candidatos presentados a los exámenes de perfil de euskera había suspendido el examen. ¡¡Un 91%!! Vamos, que han aprobado cuatro gatos. No sé en qué cifras de aprobados se movían las anteriores convocatorias, pero fueran parecidas o no, la noticia me parece sorprendente e indignante a un tiempo. Sorprendente, porque que solo apruebe el 9% de los candidatos da qué pensar sobre las causas de tanto suspenso, e indignante, porque la mayoría de los presentados -empleados públicos- estaban liberados, a tiempo parcial o completo, y acudían a cursos subvencionados, es decir, que estudiaban euskera con mi dinero y el de todos.
Después de leer esta noticia, lo que procede es preguntarse por las causas de tal desastre. En el artículo de El Correo al que he enlazado se apuntan varias causas: se alude al cambio de modelo de examen, la desmotivación de los candidatos o a una mayor exigencia de los correctores. También se deja caer que el mayor número de suspensos se da en la prueba de expresión escrita (¿no será que no sabemos escribir ni en euskera ni en otras lenguas, ni siquiera la materna?).
No me gustaría ser simplista en mi análisis de las causas, pero en esta entrada me voy a centrar en un solo aspecto. Dejando a un lado la desmotivación, que me parece un factor muy influyente, me gustaría apuntar hacia un elemento del proceso de aprendizaje del euskera sobre el que no se suelen oír críticas: el profesorado y los euskaltegis.
Llevo varios años aprendiendo euskera y al mismo tiempo soy profesor de español para extranjeros, por lo que puedo manejar ambas perspectivas, y a la conclusión que he llegado después de todo este tiempo es que falta muchísima formación para los profesores de euskera como segunda lengua. El único requisito: ser nativo vascoparlante o haberlo aprendido como segunda lengua y haber alcanzado un nivel de nativo. En el mejor de los casos, algunos profesores son filólogos. Y ojo, esto no tiene por qué ser una ventaja. Es más, en muchas ocasiones es una clara desventaja. La filología enseña mucha gramática y muy poca didáctica. Y es precisamente eso lo que falta: formación en didáctica del euskera como segunda lengua. Probablemente se me dirá que no existen másters sobre el tema y que la formación específica en este campo es poca. Y seguramente sea cierto. Sin embargo, hay másters a porrillo sobre didáctica del español como segunda lengua o sobre didáctica del inglés como segunda lengua o sobre didáctica del francés como segunda lengua y, sinceramente, excepto algunos contenidos específicos, el resto son aplicables a cualquier lengua. Otro argumento en contra puede ser que un máster es caro. En eso estamos de acuerdo, aunque según y cómo. Porque los másters oficiales en universidades públicas tienen precios bastante asequibles. En cualquier caso, existen otras opciones más baratas y que ofrecen garantías: por ejemplo, los cursos de formación del Instituto Cervantes o de International House, entre otros.
Por otro lado, cada día estoy más convencido de que uno de los graves problemas del euskera son las subvenciones. No se me entienda mal: creo que hay que apoyar al euskera todo lo posible y más, creo que es una riqueza incalculable, creo que el objetivo es lograr un bilingüismo real y mayoritario… Sin embargo, creo que algunas subvenciones no hacen mucho bien o al menos no alcanzan ni de lejos los objetivos marcados e incluso los obstaculizan. Cuando los centros de enseñanza de una lengua sobreviven, ante todo, gracias a subvenciones, se diluye la necesidad de mejora, la necesidad de competencia, la necesidad de formación al profesorado para ofrecer la mejor enseñanza. No digo que no existan, pero sí que resultan menos necesarios.
Ante un 91% de suspensos, las entidades organizadoras de los exámenes necesitan preguntarse qué está ocurriendo y analizarlo en profundad. Sin tapujos. Y quizás proponer al Gobierno Vasco que se replantee cuál es la mejor forma de ayudar al euskera.
Creo que merecen una reflexión más profunda los distintos titulares que en algunos medios están apareciendo en prensa relacionados con el euskera en estas últimas fechas (suspensos, espacios de uso, audiencias de ETB1, por ejemplo). Pero, y por la parte que me toca, considero Guillermo que algunas de tus afirmaciones no se ajustan a la realidad.
De hecho, podríamos discutir largo y tendido sobre la formación que debe tener quien se vaya a dedicar a la docencia; ejemplos de todo tipo hay en el ámbito de la enseñanza formal. Y sin ir más lejos, el master que se ha empezado a realizar en vez del CAP está siendo motivo de discusión. Incluso podríamos concretar más en quienes se dedican a la enseñanza de L2.
Pero ciñéndome más a tus comentarios ¿sabes qué requisitos se exigen para ser profesor de un euskaltegi (que además hay centros públicos y privados) ¿conoces el perfil del profesorado actual en ejercicio? ¿sabes si han realizado algún tipo de posgrado específico algunas personas, por ejemplo? ¿y si hay formación específica en este campo?
Salu2 (un poco apenados hoy)
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Hola Iñaki:
Siento que mi entrada haya sonado demasiago general. Sé que hay muchísimos profesores de euskera como segunda lengua con formación específica o formación de posgrado o cualquier otra formación. Sin embargo, no puedo más que hablar desde mi experiencia. Y la conclusión a la que llego desde ella es bastante pesimista.
Desconozco por completo el funcionamiento de un euskaltegi pero, lo mismo que ocurre con la enseñanza del español o del inglés o de otras lenguas, el valor mayor es ser nativo. Anda que no he tenido yo que oír veces la típica coletilla de para dar clases de español, con ser nativo…
Pero no, no hay afirmación más falsa. El debate sobre qué se necesita puede ser muy amplio. Tampoco un máster o unos cursos de especialización son la panacea (el mejor ejemplo, el CAP), pero desde luego ayudan.
Y en cuanto a formación específica sobre didáctica del euskera, supongo que habrá menos que para otras lenguas. Sin embargo, me reafirmo en que la formación en didáctica de una lengua es válida para la didáctica de otras lenguas (salvo algunos contenidos concretos).
Abrazos.
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