Y si el libro es malo, pésimo, infumable, quémalo, exige que te devuelvan el dinero, regálalo a tus enemigos, recíclalo, reutiliza el papel de sus páginas, guárdale odio eterno por haberte hecho perder el tiempo, dedícale una reseña hiriente, ponle a caldo, rómpelo, no lo subrayes, no lo recites al oído, más bien escúpelo, insúltalo, aborrécelo, discrimínalo en tu biblioteca.
Aunque si el libro era malo, pésimo, verdaderamente infumable, ciérralo y empieza el siguiente libro. Con un poco de suerte, el aroma embriagador de sus páginas te ayudará a pasar el mal trago y a olvidar al adefesio.
Fuente de la fotografía: Libro y llama (Cometa 23 para Profesor en apuros, con licencia Creative Commons, atribución)
Mil gracias por tu visita y tu comentario. No sé si te lo he dicho ya, pero me encanta tu blog. Un saludo!
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¡Muchísimas gracias! A mí también me encantó la reflexión de tu blog 🙂
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