Anecdotario: Carolina, trátame bien

2340427147_ff9895c58c_nA veces hay sucesos de la clase que merecen la pena ser anotados porque uno tiene muy mala memoria y si no, cuando llegue el momento de vestirse de abuelo cebolleta y vigilar las obras y encasquetarse una txapela, no va a tener uno anécdotas con las que entretener a los nietos.

El caso es que la semana pasada me ocurrió una de esas anécdotas que merecen ser recordadas. Estaba yo en mi clase de Español a través de la gastronomía cuando la conversación derivó hacia los bollos de mantequilla. Una estudiante los alababa como exquisitos mientras una parte del grupo los desconocía. Así que, aprovechando mi ordenador, los busqué en Google para mostrárselos. Duda resuelta. Papilas gustativas activadas.

Una palabra siempre lleva a otra y les pregunté si ya habían probado el otro pastel típico de Bilbao: la carolina. Como en muchos casos la respuesta fue negativa, me alegré de tener mi ordenador y me lancé a una nueva búsqueda. ¡Bendito Google! ¡Qué haríamos sin ti en clase de ELE! Pero, en esta ocasión, Google no anduvo tan atinado y, de primeras, me ofreció el videoclip de M-Clan. Estuve tentado de abrirlo y hablarles de un clásico tan pegadizo como este. No lo hice. En mala hora…

Pinché en Imágenes. ¡Y sorpresa! (Os animo a probar esta búsqueda desde Google.es, aunque en este momento los resultados de las primarias en EEUU aparecen como primer resultado.) Allí se mostró la Carolina, en todo su esplendor, aunque no la que yo buscaba, sino una igual de dulce pero con mucha menos ropa. Es necesario especificar que todo el proceso de búsqueda lo llevé a cabo en vivo y en directo, con mi ordenador conectado al proyector, pantalla completa, luz del aula tenue y los ojos de mis ocho chicas y mi chico atentos a mi ratón.

La carcajada fue general. En mi caso, también, si bien alterné entre la risa floja y las mejillas sonrosadas por un ligero calor, surgido de repente. Y mientras tanto, Carolina nos miraba. O nosotros la mirábamos a ella y a sus posaderas.

Anécdotas aparte, la curiosidad me carcome: ¿quién narices es esta Carolina para que Google le otorgue mayor relevancia que al empalagoso pastel que hace las delicias de los bilbainos (con diptongo) más golosos? Y más importante: ¿a qué se dedica para que, automáticamente, me la muestre desnuda?

Conclusión: si vas a hablar de dulces en clase, llévate las fotos preparadas. No quiero ni imaginarme los resultados de Google si hubiera escrito «dulce Carolina»… ¡Bendito Google y su maravilloso y caduco PageRank! Excepto cuando el proyector está enchufado…

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Fuente de la fotografía: Carolina de Bilbao (licencia)

Acerca de Guillermo Gómez Muñoz

Soy profesor de Lengua Castellana y Literatura, y de Latín en el colegio Claret Askartza de Leioa.
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2 respuestas a Anecdotario: Carolina, trátame bien

  1. jajaja qué bueno. Bueno, al menos saliste airoso de la situación 😛

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