El domingo estuve escuchando la entrevista que Almudena Cacho le hizo al harrijasotzaile Inaxio Perurena en Más que palabras y hubo algo que me llamó poderosamente la atención cuando hablaba Perurena Junior: su supresión casi total de los posesivos. Es decir, usaba frases del tipo: «la madre me ha ayudado mucho» o «el padre ha sido mi ejemplo a seguir» o «los hermanos siempre han estado ahí». Y no es que se refiriera a los progenitores o hermanos de su mejor amigo, sino a los suyos.
¿De dónde viene este «comerse» los posesivos? Claramente de la influencia del euskera, la lengua madre del entrevistado y, sin lugar a dudas, la lengua en la que habla mayoritariamente a diario. Lo que más me ha llamado la atención de este fenómeno es que a mí, como aprendiente de euskera, me ocurre lo mismo pero en sentido contrario. Es decir, que por influencia del uso del posesivo en castellano, cuando hablo o escribo en euskera, abuso constantemente usando posesivos a diestro y siniestro. Por ejemplo: Nire aita berandu etorri zen. (Mi padre vino tarde). En ese caso, mi profesor suele decirme: ¿y de quién iba a ser el padre si no es el tuyo? Vamos, que así como en castellano decir «el padre vino tarde» suena rarísimo (e incluso distante) cuando el padre es el nuestro, en euskera es lo correcto y no se necesita precisar que «el padre», aita, es el nuestro. Solo habría que precisar de quién es el padre si no es así.
Cuando cometo esta redundancia en euskera, suelo pensar que en realidad no es algo tan grave, que se me entiende sin problemas. Sin embargo, hoy, al escuchar a Inaxio Perurena, cometiendo mi error pero a la inversa, mi sensación era de absoluta extrañeza. Digamos que sonaba raro, rarísimo. Así que me puedo imaginar que para un euskaldun nativo mi uso también tiene que sonar un tanto extraño. De modo que a partir de hoy voy a tratar de enmendar este error mío tan frecuente.
Y como regalo final de post, solo comentar que en euskera existe una forma de referirse a lo que es mío usando el posesivo que, en mi opinión, es de lo más hermosa. Sería usando el posesivo de primera persona plural, es decir, gure (nuestro). Así, yo podría decir Gure aita berandu etorri zen, para referirme a mi padre, cuando yo soy hijo único y, en consecuencia, desde la perspectiva del castellanoparlante ese posesivo plural carece de sentido porque la traducción literal sería Nuestro padre vino tarde. Pero ese plural con significado singular no deja de ser bien bonito.
La verdad es que estudiando euskera me he dado cuenta de que mi lengua materna es de lo más posesiva, hasta rayar en la repetición absurda. Pero qué le vamos a hacer 🙂
Fuente de las fotografías:
- Arteondo levantando la piedra rectangular de 15 arrobas por Indalecio Ojanguren
- Propiedad privada por De todos los colores
De hecho, considero que la forma más correcta es la segunda que apuntas, Guillermo. Como gurean= en nuestra casa.
Existe otra anécdota al respecto; como tú sabrás, «Guillermo y yo» en euskera se dice «Guillermo eta biok»; literalmente, «y los dos». Un tío mío así lo usaba en castellano, lo que producía malentendidos cuando decía, por ejemplo, «hemos venido en la moto el hijo y los dos», y alguien le preguntaba extrañado «¿habéis venido tres?» a lo que él respondía, enfadado, que no, que habían venido el hijo y los dos 😉
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Sin embargo, el uso de gure con significado de nire está en retroceso, ¿no? Yo lo he visto en algún libro pero escucharlo, no lo he escuchado.
El caso de «eta biok» traducido literalmente al castellano es genial. A mí me pasaría justo al revés, aunque creo que no se me suele escapar 🙂
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