Después de recoger ayer algunos extractos de entrevistas en los que los profesores que participaron en el estudio comentaban cómo era para ellos un buen profesor, hoy le llega el turno a los extractos en los que describen cómo es un mal profesor. La verdad sea dicha, la descripción de los malos profesores se corresponde muy claramente, pero a la contra, con las descripciones de ayer. Sin embargo, me parecen muy interesantes algunos de los comentarios que, a continuación, expongo.
¿Cómo es un mal profesor?
«¿Qué no me gustaba de él? Pues, que no comunicaba bien: me parece que pedía más de lo que él daba.Y yo creo que no tenía muy claras las cosas que tenía que enseñar, o más que enseñar, cómo éramos los chavales en aquel momento.»
«Se limitaba a leer, pues bueno, leer los apuntes o lo que fuera, la materia. Se limitaba a leer y poco más. […] Sí, yo creo que daba la impresión, o nosotros percibíamos, como que no le interesaba si nosotros aprendíamos o no.»
«Quizás el típico profesor que viene a dar clase, leemos entre todos, se va y se ha acabado la relación, o sea, un mero… transmisor de información… de lo que tú puedes leer igual en un libro.»
«Pues ése, el que te está todo el día dictando. Ése es un profesor malo, el que te da la chapa sin saber casi ni lo que está leyendo.»
Y aunque todas estas opiniones son ya suficientemente reveladoras, me parece particularmente interesante la que viene a continuación. El extracto es un poco largo, pero no tiene desperdicio:
«El que venía a clase, te daba la chapa y se marchaba. Te ponía el examen y si suspendías bien, y si aprobabas también. […] Pues, él llegaba a clase y… explicaba y si lo entendías bien y si no, también. Te sacaba a la pizarra y no se daba cuenta de que igual el no saber hacer un ejercicio, sobre todo me acuerdo de matemáticas, a mí me costaba mucho, entonces me sacaba a la pizarra y para mí sacarme a la pizarra era como un… me agobiaba mucho porque lo pasaba mal. Se reían de tí, y no lo entendía. Entonces ¿qué hacía? Te hacía como coger asco a esa asignatura, y ya no ibas contenta. Entonces para mí es no darse cuenta, no de que no saques a la pizarra a esa persona, sino darte cuenta que no lo entiendes y estás interesado. Porque había personas que no estaban interesados tampoco en la materia. … o chillar mucho, también. Chillar, o a la mínima expulsarte. A mí no, porque yo no era una persona muy… no me portaba mal, pero bueno, había gente. O no hacerte caso: cuando te portabas bien tampoco te hacían caso.»
En definitiva, según los profesores entrevistados, un mal profesor se caracteriza por no implicarse en la educación de sus alumnos, ser un mero transmisor de conocimientos y un mal comunicador, limitarse a leer o dictar y, sobre todo, por carecer de empatía o sensibilidad para evitar hacerle pasar un mal rato a un alumno (como se plantea en la última cita).